Tras la presentación de la primera etapa del dictamen del colapso de la Línea 12 del Metro se confirma que el fatal accidente del 3 de mayo se debió a fallas estructurales en el proceso de construcción, es decir “fallas de origen”, pero los responsables no serán los funcionarios de primer nivel sino de niveles operativos y quizá alguno que otro directivo que en su momento solo recibió instrucciones.

Por la forma en que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum realizó el anunció ayer, queda claro que no serán sancionados penalmente ella y el responsable de la construcción de la obra, en este caso Marcelo Ebrard en cuya gestión se edificó e inauguró dicha línea férrea.

Sin embargo el costo político para el segundo será brutal ya que verá coartadas sus aspiraciones rumbo a la presidencia de la República en 2024 y terminará afectando hasta al propio titular del ejecutivo, ya que la más castigada durante las pasadas elecciones del 6 de junio será la candidata de Morena, lo que presagia una tormenta política a nivel nacional de pronóstico reservado.

Lo anterior era predecible ya que fue ella quien determinó que empresa realizaría los estudios (la empresa noruega DNV) y por consiguiente pagará con su presupuesto.

En lenguaje coloquial, el que paga manda, mejor dicho el que paga determina quién es el culpable, aunque no tenga atribuciones legales para hacerlo, a final de cuentas la Fiscalía General de Justicia de la CDMX no se mueve sin una instrucción de la jefa de gobierno y eso que se presume autónoma.

Solo así podrían interpretarse las declaraciones realizadas el 15 de junio por la jefa de gobierno, en las que recurriendo al acostumbrado plural de primera persona señaló “a nosotros nos corresponde echar andar la Línea 12 del Metro, pero de forma segura”. Dicho en otras palabras, ella ya sabía del resultado y estaba segura que iba a salir bien librada de esta primera etapa y que el damnificado es su antecesor Marcelo Ebrard, los demás dictámenes solo confirmarán lo concluido en este primer avance.

Además no conozco un solo caso en México en el que la empresa contratada para hacer un peritaje termine señalando como responsable al funcionario público que la contrató, porque si no quien le va a pagar.

Es algo así como las encuestas, el mejor posicionado en ellas siempre es el que paga por sus servicios, si no lo creen pregúntenle al candidato a la gubernatura de Baja California Sur, ya que en todas las mediciones que mandó hacer durante la campaña y en la víspera de la jornada electoral salía triunfador y al final todas fallaron.

Volviendo al asunto de las “fallas de origen”, seguramente el presidente de la República ya está enterado de que ésta frase da título a una novela escrita por Daniel Krauze Turrent (premio Letras Nuevas 2012), hijo del más conservador de los escritores y por consiguiente uno de sus adversarios favoritos, Enrique Krauze, quien hace 15 años lo llamó “mesías tropical”.

Cualquier parecido de lo narrado en dicha novela con el impacto político de la caída de los vagones de la Línea 12 del Metro es mera coincidencia, pero en la reseña del libro dice que “tras una larga estancia en Nueva York” Matías (personaje central de la trama) vuelve a la Ciudad de México” no por gusto, sino por la muerte de su padre y al reintegrarse al pasado lo lleva a enfrentarse a todo aquello de lo que salió huyendo y el país lo confronta con una realidad social inesperadamente violenta, degradada y vacua, y con su propio pasado.

Continúa con que poco a poco irrumpen los agravios insatisfechos, las venganzas largamente incubadas, las cuentas pendientes, las tradiciones inconfesables, los sueños frustrados. Estas circunstancias provocan que “Matías” haga frente a su historia destrozando las vidas de los que dejó y todos lo que lo han querido, sin esperanza de salvación alguna.

Todo lo que “Matías” dejó al salir huyendo a Nueva York es a lo que en la novela se denomina “fallas de origen” y que al regresar tiene que enfrentar.

Guardadas las proporciones y tiempos, si usted querido lector cambia el nombre de “Matías” por el de “Marcelo” y el del lugar al que tuvo que salir huyendo de “Nueva York” por “Paris” se podrá dar cuenta de la sorprendente coincidencia entre la novela “fallas de origen” y las fallas de origen a las que se refiere la primera parte del dictamen del colapso de la Línea 12 del Metro dado a conocer ayer pasado el medio día.

No olvidemos que la caída de los dos vagones del Metro en la estación Olivos ya dio los primeros dolores de cabeza a Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheibaum y Marcelo Ebrard,  y que de no atenderse en forma expedita podría convertirse en el “Waterloo” de la 4T.

En una de esas, de última hora suben al ring al jefe de gobierno que recibió la Línea 12 y lo acusan de no haber supervisado bien lo que le entregaron, porque si en algún medio existen las traiciones a lo pactado, es en la política.

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